Exámenes de Selectividad
¿En qué consisten los exámenes de Selectividad? Ya conocemos la esencia de la PAAU. Ahora vamos a estudiar la estructura de los exámenes de Selectividad.
Primera parte de la PAAU:
Dice el Real Decreto 1892/2008, de 14 de noviembre por el que se regula la prueba de acceso a estudios universitarios, que el primer ejercicio consistirá en el comentario, por escrito, de un texto no especializado y de carácter informativo o divulgativo, relacionado con las capacidades y contenidos de la materia de Lengua Castellana y literatura.
El segundo ejercicio de la primera parte de la Selectividad versará sobre las capacidades y contenidos de una de las siguientes materias comunes de de 2º de Bachillerato: Historia de la filosofía, Historia de España y, en su caso, Ciencias para el mundo contemporáneo y Filosofía y Ciudadanía.
El tercer ejercicio de la primera parte de la prueba de acceso a la Universidad será de Lengua Extrnajera y tendrá como objeto valorar la comprensión oral y lectora, y la expresión oral y escrita. El ejercicio presentará dos opciones diferentes entre las que el estudiante deberá elegir una.
El cuarto ejercicio versará sobre los contenidos de una materia de modalidad de 2º de Bachillerato: consistirá en responder por escrito a cuestiones planteadas y que serán adecuadas al tipo de conocimientos exigidos.
En aquellas Comunidades Autónomas que lo acuerden, podrá establecerse un quinto ejercicio para esta primera parte de la prueba, que versará sobre la lengua cooficial en ese territorio.
Cada uno de estos ejercicios tendrá una duración máxima de una hora y media, con un descanso mínimo de 45 minutos entre prueba y prueba.
Segunda parte de la PAAU
Cada estudiante podrá examinarse de un máximo de cuatro materias, que elegirá entre las de modalidad de 2º de Bachillerato. Dichas materias deberán ser distintas a la materia elegida para realizar el cuarto ejercicio de la fase general (primera parte) y de la fase específica (segunda parte) de la misma convocatoria
La duración de cada ejercicio será de hora y media. En el caso de que algunas de las materias relacionadas con el dibujo y la expresión plástica requieran una mayor duración, a juicio de la Comisión, ese tiempo podrá ampliarse.
¿Cómo se califican los exámenes de Selectividad?
Cada uno de los ejercicios de las dos partes de la prueba se calificará entre cero y 10 puntos, redondeada a la centésima más pronto.
Se considerará que un estudiante ha superado la prueba PAAU, cuando haya obtenido una nota igual o mayor a 5 puntos como resultado de la media ponderada del 60% de la nota media de bachillerato y el 40% de la calificación de la primera parte (fase general), siempre que haya obtenido un mínimo de 4 puntos en la calificación de esa primera parte. La nota media del Bachillerato se expresará con dos decimales, redondeada a la centésima más próxima y en caso de equidistancia, a la superior.
¿Qué hacer si no se está conforme con la nota de Selectividad? ¿Existe la posibilidad de reclamar en los exámenes de Selectividad?
Una vez finalizado el proceso de las pruebas, cuando se observe una significativa desviación entre las medias de las calificaciones de los expedientes académicos de los alumnos y las calificaciones otorgadas por un tribunal, la comisión organizadora elevará un informe a la Administración educativa, a quien corresponderá adoptar las medidas oportunas.
Por otra parte, los alumnos que se hayan examinado de Selectividad podrán solicitar ante el presidente del tribunal una segunda corrección de los ejercicios en los que consideren incorrecta la aplicación de los criterios generales de evaluación y específicos de corrección.
El plazo de presentación de esta solicitud será de tres días hábiles, contados a partir de la fecha de la publicación de las calificaciones.
Los ejercicios sobre los que se haya presentado la solicitud serán corregidos por un profesor especialista distinto al que realizó la primera corrección. La calificación resultará de la media aritmética de ambas correcciones. En el supuesto de que existiera una diferencia de tres o más puntos entre ambas calificaciones, un tribunal distinto efectuará una tercera corrección, otorgando la calificación correspondiente. Este procedimiento deberá efectuarse en el plazo máximo de cinco días hábiles.
Sobre la calificación otorgada en este llamado “proceso de doble corrección”, ya que se corrige dos veces el mismo examen de Selectividad, los alumnos podrán presentar reclamación ante la comisión organizadora, en el plazo de tres días hábiles, contados a partir de la fecha en que se haga pública la calificación sobre la que que vaya a formular la reclamación.
Asimismo, los alumnos podrán presentar reclamación directamente ante la comisión organizadora sobre la calificación otorgada tras la primera corrección, en cuyo caso quedará excluida la posibilidad de solicitar la segunda corrección que hemos visto
La resolución adoptada por la comisión organizadora pondrá fin a la vía administrativa, quedando libre la vía judicial, para seguir reclamando.
No obstante, en los exámenes de Selectividad, tanto como conocer la mecánica de los ejercicios, vale el no quedarse blanco.
¿Qué se puede hacer para no quedarse en blanco en los exámenes de Selectividad?
Como hemos visto, para afrontar adecuadamente los exámenes de Selectividad debe realizarse una correcta planificación, especialmente cuando se inicia el estudio con mucha antelación, así como seguir una serie de pautas para controlar la ansiedad y llegar al examen en plenas condiciones físicas y mentales. Seguramente, a medida que se acerca el día de la prueba, te notarás más tenso. Relájate. Si has sido capaz de llegar a la última semana con toda la materia estudiada y repasada, lo suyo es dedicarla para dar el último repaso general. A un ritmo de un par de asignaturas a fondo cada día, el día antes de comenzar el primer examen nos dedicaremos exclusivamente a descansar y relajarnos. A estas alturas ya debe estar todo listo, no hay más vuelta de hoja. Desconectar es clave para afrontar el examen con frescura y concentración, más que nada porque a veces no es fácil parar. A modo orientativo, el día anterior al examen aconsejamos:
- Estar lo más descansado posible. Serán tres días de exámenes, con un máximo de cuatro horas y media diarias (que siempre se alargan) por lo desde el principio procura dormir bien, evitar ejercicio físico fuerte o excitantes y comer bien. La idea es evitar tensiones excesivas que nos puedan pasar factura al día siguiente. Nada de emociones fuertes o violentas, como discusiones o preocupaciones de cualquier tipo que sean (lo malo es que no siempre pueden evitarse).
- No repasar a fondo ni estudiar cosas nuevas ese día. No caben los milagros de última hora. Se supone que ya está todo hecho y dedicar tiempo para repasar lo único que puede provocarnos es fatiga y/o nerviosismo. Incluso podemos confundirnos con nuevas informaciones que, si no están lo suficientemente trabajadas, interferirán en nuestras respuestas de forma desorganizada.
- Controlar la tensión emocional que genera pensar en el examen, eliminando los pensamientos negativos y concentrándonos en que el trabajo ya está todo hecho. Hay que tener precaución de no hablar con los colegas para resolver dudas, discutir la dificultad de la prueba o cualquier otra cosa. Aunque todo depende de la confianza y el respeto que haya entre colegas, por supuesto, ya que si determinadas personas sabemos que pueden ponernos más nerviosos y confusos, otras, en cambio, nos ayudan a liberar tensión acumulada. De todos modos, lo suyo es no comentar nada del examen, como si no existiera.
- Preparar todo lo necesario para los exámenes, sobre todo el primero (luego ya te sueltas). Son detalles que pueden ponernos nerviosos y que conviene tener bien amarrados con calma, sin sorpresas, como tener bolígrafos suficientes y adecuados, la calculadora con las pilas cargadas, el DNI, el diccionario que te permitan llevar, etcétera. También es conveniente conocer de antemano el lugar donde te examinas y/o llegar temprano, no vaya a ser que te pierdas, te confundas de aula o no llegues a tiempo como para hacer el examen o terminarlo a gusto.
Una vez que ya estés en el aula donde te examinarás, simplemente espera a que se haya puesto en marcha el tribunal para dar comienzo a los exámenes. Es importante que escuches y que conozcas bien las instrucciones que te marquen estas personas, sin pasarte de listo, ateniéndote a lo que ellos comenten o bien preguntando lo que no entiendas. Aunque cada examen tiene una naturaleza peculiar y sus criterios de evaluación son los específicos de una prueba objetiva (tipo test), de una prueba de desarrollo y de un examen de problemas, pueden sugerirse algunas actitudes en común para hacerlos frente:
- Antes de contestar a nada, intenta entender perfectamente las instrucciones del examen. Procura saber dónde y cómo poner el nombre, el código de asignatura, cuánto tiempo tienes para el examen, si éste se divide en partes o debes seguir un orden para contestar, cómo se reparte la puntuación o si se penaliza, y de qué manera, la respuesta incorrecta, etcétera.
- Lee de forma general todas las preguntas. Esto te permitirá tener una visión de conjunto para luego ordenar prioridades y estructurar tus respuestas.
- Lee cada pregunta con cuidado antes de escribir nada. Plantea una correcta estructuración de la respuesta, ya que es fundamental organizarse bien para evitar posibles correcciones o tachaduras sobre la marcha.
- Controla el tiempo que dediques a cada pregunta y contesta primero a las preguntas que mejor sepas, sin irte por las ramas. Luego, si te queda tiempo, las completarás o las dedicarás un poco más si te falla la memoria o la inventiva. En los exámenes de test conviene ir eliminando las alternativas, es decir, comienzas con las que tienes seguras y vas señalando las dudosas; luego, vuelves sobre las dudosas y vas contestando a las que mejor sepas. Todo depende de cómo se penalice la respuesta negativa o cuántas vayas a dejar en blanco.
- No copies ni te fijes en lo que hagan los demás. Tú, a lo tuyo, que es para lo que has venido. La prueba es individual y lo que importa es lo que tú hagas sin dejarte influir por los demás.
- Tómate el tiempo necesario para hacer el examen que tú crees que es el bueno. Hay gente que, por los motivos que sean, acaban antes que tú. No importa, sin prisa pero sin pausa. Procura no agobiarte con esta situación, es decir, que ni seas el primero (repasa lo realizado) ni tampoco el último.
- Si notas que te quedas en blanco o que te aceleras, ejercita lo aprendido para relajarte en el apartado de preparación de la Selectividad.
- Cuida tu expresión y la presentación, ya que es una de las cosas que más se valoran.
- Si notas que se te echa el tiempo encima para contestar una pregunta, no dejes dicha pregunta en blanco, haz un esquema, un resumen o una presentación de las líneas directrices para indicar al profesor que conoces la respuesta. En los exámenes de desarrollo evita contestar telegráficamente o desarrollar un punto en exceso en detrimento de los demás.
Una vez que nos vamos examinando, según la importancia que hayamos concedido a unas pruebas en comparación a otras, lo usual es que nos vayamos relajando. De hecho, el cansancio hará este trabajo por nosotros. Por eso, es conveniente no bajar la guardia en ningún momento y aprovechar al máximo el descanso que hay entre prueba y prueba. En estos casos, proponte comer un poquito (hay gente que no desayuna por los nervios, así que nada de ingerir algo que nos ponga como una moto o nos produzca somnolencia); desentumece los músculos dando un paseo fuera, tomando el aire; y nada de comentar con los demás las respuestas, ya que debes tranquilizarte hasta el próximo examen. Con estas pautas, llegarás al fin de la Selectividad en menos de lo que esperas. Notarás que es sufrido, pero que el esfuerzo ha merecido la pena. De cara a futuras pruebas, la Selectividad, o la prueba de acceso a la Universidad para mayores de 25 años, es sólo un paso de los que darás en adelante, por lo que es conveniente reflexionar y revisar algunas cosas que puedan haberse realizado mal, o que puedan mejorarse. Si el resultado ha sido insuficiente no se debe pensar en fracaso, sino como una llamada de atención ante las posibles causas. La autocrítica es positiva.